Superficial filme del cantante de los cantantes

Por Juanma Fernández-París / Especial El Nuevo Día
Dentro de la historia de los medios de comunicación en masa hay una larga tradición de la figura del crítico como equivalente de una serpiente letal que se disfruta de inyectar con veneno las obras de arte que no llenan los requisitos de su gusto particular. Durante los años que he tenido la suerte y el privilegio de expresar mis opiniones para este periódico ese nunca ha sido mi estilo.
Reseñar películas puertorriqueñas siempre ha sido una banda de doble filo, pero esta aclaración me pareció enteramente necesaria antes de emitir juicio sobre “Lavoe: The Untold Story”, largometraje de Felton Productions que estrena hoy.
La lista de faltas técnicas es tan larga que sirve de evidencia contundente de que el equipo de producción está completamente ciego al filme que han decidido estrenar en las salas. Esto es una indicación de que cualquier tipo de crítica, independientemente de que sea venenosa o constructiva, pueda ser interpretada como un ataque a la labor que requirió un esfuerzo enorme y varios años de dedicación.
Así que haciendo el ejercicio de obviar la lista de fallas técnicas (que empieza por la fotografía y termina con la ortografía de los subtítulos), vale la pena señalar que como muchas producciones que no logran sus objetivos artísticos el tropiezo principal de este filme reside en la construcción dramática de su guión. Aunque el título del filme asegura que ésta es la historia de Héctor Lavoe que no se ha contado en la pantalla grande, la película intensifica su conexión con “El Cantante” al contar la historia del artista de forma superficial. Este filme elabora sobre datos biográficos, pero no exterioriza ninguno de los recursos claves que le dan peso dramático y logran que la historia de Lavoe sea fascinante. El filme obvia completamente la oportunidad de darle vida visual a la psiquis de su protagonista o expresar algún tipo de premisa dramática de cómo tanto talento pudo co-existir con tantas tendencias autodestructivas.
En el filme anterior esta omisión sucedió por contar la historia del cantante de los cantantes desde la perspectiva de Puchi, su segunda esposa, algo que le dio despliegue dramático a Jennifer López y convirtió a la figura titular en un personaje secundario.
Este filme se limita a la dramatización, cuya efectividad es destruida por la inconsistencia de la dirección y el uso constante de clichés y caricaturas que han sido eliminados de la telenovela más melodramática en la historia del medio.
Lo único bueno que se puede decir de esta producción es que resulta evidente la fascinación de Tony Felton con el aura enigmático de su protagonista y con la música inolvidable que dejo como legado. Desafortunadamente su falta de dominio del lenguaje cinematográfico moderno y la propuesta unidimensional del libreto no le hace justicia a esto y aplasta todo el talento que ha participado de esta producción. Al concluir, lo único que queda intacto es el legado de la música de su protagonista y la esperanza de que todavía queda la oportunidad de que alguien le haga justicia a Héctor Lavoe en la pantalla grande.

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