¿Te cansó ser El Malo del Bronx? ¿Te sentiste limitado en lo musical? ¿Querías comunicar cosas que Lavoe no podía hacer? ¿Era un corset lo que se entendía por salsa?
No, yo siempre seré del Bronx, de El Barrio, aunque esté lejos me identifico porque son mis raíces. Al ir madurando uno oye y entiende cosas diferentes e interesantes y quiere aplicarlas. Nunca hubo ni habrá un cantante mas completo que Héctor. Él no tenía limites en su talento, lo que lo ató fueron las drogas y los sentimientos. El momento en que yo me quité fue cuando yo mismo estaba perdiendo la voluntad. En el principio yo era el "policía" que corría a los amiguitos con sus "regalos", pero llegó el momento cuando no pude responder por él ni por mí. Yo siempre fui responsable por mi familia. Desde los 13 años ayudé a mantener a mi abuela, mi mamá y mi hermana. En esos tiempos estaba empezando a botar todo el dinero y mi matrimonio y mi mundo se derrumbaba. Mi salud mental estaba en peligro. Tuve que dejar de estar cerca del Mambo. Cuando me separé de Héctor, le di mis mejores ideas, no aguanté nada para mí. Fue una entrega total de corazón. De ahí salió "Periódico de ayer", "Sóngorocosongo", "El Cantante" y muchos otros éxitos. En esos tiempos, cuando me aparté, algunos dijeron: "¿Oye y quien se cree que es este que ya no quiere compartir con nosotros?" Es así, la gente se molesta cuando tú no sigues usando drogas con ellos. Cuando volví a trabajar con Héctor con el número "Juanito Alimaña", se notó que la chispa y la maña siempre permaneció entre nosotros. La mancuerna con Héctor Lavoe es lo que hizo a un Willie Colón. De eso no hay duda y nunca se me olvida.
No, yo siempre seré del Bronx, de El Barrio, aunque esté lejos me identifico porque son mis raíces. Al ir madurando uno oye y entiende cosas diferentes e interesantes y quiere aplicarlas. Nunca hubo ni habrá un cantante mas completo que Héctor. Él no tenía limites en su talento, lo que lo ató fueron las drogas y los sentimientos. El momento en que yo me quité fue cuando yo mismo estaba perdiendo la voluntad. En el principio yo era el "policía" que corría a los amiguitos con sus "regalos", pero llegó el momento cuando no pude responder por él ni por mí. Yo siempre fui responsable por mi familia. Desde los 13 años ayudé a mantener a mi abuela, mi mamá y mi hermana. En esos tiempos estaba empezando a botar todo el dinero y mi matrimonio y mi mundo se derrumbaba. Mi salud mental estaba en peligro. Tuve que dejar de estar cerca del Mambo. Cuando me separé de Héctor, le di mis mejores ideas, no aguanté nada para mí. Fue una entrega total de corazón. De ahí salió "Periódico de ayer", "Sóngorocosongo", "El Cantante" y muchos otros éxitos. En esos tiempos, cuando me aparté, algunos dijeron: "¿Oye y quien se cree que es este que ya no quiere compartir con nosotros?" Es así, la gente se molesta cuando tú no sigues usando drogas con ellos. Cuando volví a trabajar con Héctor con el número "Juanito Alimaña", se notó que la chispa y la maña siempre permaneció entre nosotros. La mancuerna con Héctor Lavoe es lo que hizo a un Willie Colón. De eso no hay duda y nunca se me olvida.
Si bien siempre hiciste coros y segundas, ¿en qué momento decides convertirte tú mismo en cantante líder? ¿Fuiste consciente de tener una voz inusual, particular, en el mundo musical que te rodeaba?
Héctor se perdía. Y a veces los dueños de los clubes nos daban un ultimátum: "¡O tocan ahora o se van pa'l carajo!" Ahí fue que yo y José Mangual empezábamos a hacer lo que nosotros le decimos "La Guataca", que es tratar de hacerlo por pésimo que salga. Desde el 1973, cuando tuve una pela donde casi me matan, hasta el 1986 tuve la nariz muy rota. Por afuera se veía bien, pero adentro tenía todo fuera de sito. Y producía un sonido muy extraño pero ni modo, tenia que echar pa’lante. El 1986 me hice una operación, me arreglaron la nariz y mi voz cambio a ser un poco más clara.
Héctor se perdía. Y a veces los dueños de los clubes nos daban un ultimátum: "¡O tocan ahora o se van pa'l carajo!" Ahí fue que yo y José Mangual empezábamos a hacer lo que nosotros le decimos "La Guataca", que es tratar de hacerlo por pésimo que salga. Desde el 1973, cuando tuve una pela donde casi me matan, hasta el 1986 tuve la nariz muy rota. Por afuera se veía bien, pero adentro tenía todo fuera de sito. Y producía un sonido muy extraño pero ni modo, tenia que echar pa’lante. El 1986 me hice una operación, me arreglaron la nariz y mi voz cambio a ser un poco más clara.
¿Has sido uno de los críticos más severos de la película que Marc Anthony y JLo hicieron sobre Lavoe? ¿Al margen que sean ellos los que la hicieron, crees que realmente haya alguien interesado en hacer una película con los contenidos tal como reclamaste?
Nuestro mundo latino tiene mucha cultura, misterio y glamour. Estoy seguro que si alguien abre una ventana a nuestro mundo dándole una visión digna y verdadera de todo lo que somos, lo bueno y lo malo, sería un éxito rotundo. Pero hay que hacer las tareas y preparar un libreto bacán. No cualquier porquería.
Nuestro mundo latino tiene mucha cultura, misterio y glamour. Estoy seguro que si alguien abre una ventana a nuestro mundo dándole una visión digna y verdadera de todo lo que somos, lo bueno y lo malo, sería un éxito rotundo. Pero hay que hacer las tareas y preparar un libreto bacán. No cualquier porquería.
Cuando falleció Héctor escribiste una carta donde le pedías perdón. ¿Por qué?
Le pedí perdón a Héctor de parte de todos nosotros porque lo engreímos al punto de hacerle creer que podía hacer cualquier cosa sin consecuencias. De mi parte le pedí perdón porque ya yo estaba muy agotado para seguir luchando contra él mismo, su mujer y sus amigos. Cuando mi hermana murió de complicaciones con drogas en el 1980, quedé con su hijo y los míos, mi esposa, mi abuela y mi mamá. Ya yo no podía con más. Quise mantener el drama y todo de ese ambiente lejos de los chiquitos. Yo sabía que se me metía con todo eso otra vez, que se me iba caer encima sin tregua. El viejo Héctor Maisonave, quien fue el último manager de Héctor, bien sabe que yo le mandaba dinero y que lo recogíamos y lo llevábamos al Wood Hull Hospital en Brooklyn.
Le pedí perdón a Héctor de parte de todos nosotros porque lo engreímos al punto de hacerle creer que podía hacer cualquier cosa sin consecuencias. De mi parte le pedí perdón porque ya yo estaba muy agotado para seguir luchando contra él mismo, su mujer y sus amigos. Cuando mi hermana murió de complicaciones con drogas en el 1980, quedé con su hijo y los míos, mi esposa, mi abuela y mi mamá. Ya yo no podía con más. Quise mantener el drama y todo de ese ambiente lejos de los chiquitos. Yo sabía que se me metía con todo eso otra vez, que se me iba caer encima sin tregua. El viejo Héctor Maisonave, quien fue el último manager de Héctor, bien sabe que yo le mandaba dinero y que lo recogíamos y lo llevábamos al Wood Hull Hospital en Brooklyn.
Por: Agustín Pérez Aldave - http://www.mambo-inn.com/
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