Alguna vez Héctor Lavoe dijo que había tocado contigo de manera particular. ¿Qué nos cuentas?
Héctor participó en muchas grabaciones de coros con nosotros, nunca grabó con la orquesta ni hizo conmigo eventos fuera de Fania All Stars. Héctor y yo nos criamos, cuando estábamos en la Escuela Elemental los viernes hacían un programa en la escuela y yo tocaba el piano y él cantaba. Inclusive llegamos a participar en concursos, en un canal de televisión que se llamaba WSur Tv, Canal 9 de Ponce, que ahora ha pasado a mejor vida porque ha cambiado de nombre a Univisión. Cuando participamos en el concurso no sé que fue lo que pasó, pero cogí mal el tono y perdimos el concurso porque a él se le sale un gallo, porque le escogí el tono muy alto. De eso nos estuvimos acordando hasta los últimos momentos de vida de él. Su papá y mi papá eran muy buenos amigos y ya tú sabes que después de los 14 años, Héctor se separó de su familia y se fue a vivir a Nueva York. La próxima vez que me encontré con Héctor, --esto casi nadie lo sabe--, él estaba cantando con la Orquesta Gigante de Kako que estaba en Nueva York y el cantante era Julián Llanos. Héctor cantaba y hacía coros, pero era vocalista solamente en un número. Después empecé a oírlo con Willie Colón, que tú sabes que fue uno de los fenómenos más grandes que ha dado Nueva York.
Si hubieras tenido oportunidad de que Héctor cantara con La Sonora Ponceña. ¿Qué tema le hubieras dado?
Cualquier cosa que le dieras a Héctor era un “palo”. Héctor tiene esa cosa que solamente traen pocos, ese aura natural. Tú sabes como era el público con Héctor, que le aceptaba cualquier cosa y donde a mi me partían la cara por abrir la boca, a él todo el mundo se lo aplaudía. Esas son cosas que solamente traen los privilegiados.
extraido de Mambo-inn Por: Enrique Vigil Taboada / Agustín Pérez Aldave
Papo Lucca habla de Hector Lavoe
Asalto navideño 2010 revive parranda de Willie Colón y Héctor Lavoe
"Asalto navideño 2010" incluye por primera vez los dos volúmenes homónimos con versiones salseras de temas tradicionales navideños, que produjo Colón a principios de los años 70.
"Queríamos hacer algo más especial, en lugar de sólo relanzar los discos anteriores", dijo Michael Rucker, jefe de mercadeo del sello Fania. "Estos son álbumes clásicos de Navidad... Han estado circulando por mucho tiempo y pensamos que esta sería una manera excelente de presentarlos con una nueva luz y ante una nueva generación".
El primer volumen, que corresponde al disco lanzado en 1971, incluye temas como "Traigo la salsa", "Esta Navidad" y "La Murga" para darle rienda suelta a la parranda o "asalto navideño", fiesta típica de Puerto Rico y otros países latinoamericanos en la que los "invitados" van de casa en casa, comiendo, tomando y celebrando.
En el segundo disco, que salió a la venta en 1973 como "Asalto navideño Vol.II", se encuentran otras canciones populares como "Arbolito" y "Pa' los pueblos", un saludo a los países latinoamericanos.
Colón impulsó el proyecto musical "Asalto navideño" a principios de los 70 para crear versiones de salsa de canciones típicas puertorriqueñas, con la voz de Lavoe, la percusión de Milton Cardona y José Mangual Jr. y el cuatro de Toro. El resultado fue un combo capaz de animar cualquier celebración navideña, con canciones que también hacen alusión a la comunidad puertorriqueña y su vida urbana en Nueva York. De acuerdo con Fania, se han vendido tres millones de copias de los discos desde su lanzamiento.
El paquete especial del 2010, del cual se sacaron 5,000 copias, incluye una edición limitada de un adorno conmemorativo del tema "Canto a Borínquen".
"La mayoría de la gente sigue escuchando lo que salió hace 20 o 30 años. Ahora sería un buen momento para reemplazarlos con un trabajo remasterizado", dijo Rucke.
Una voz que nunca enmudece
El 29 de junio de 1993, ya casi llegando a mi casa, encendí la radio del viejo Jetta. Lo que escuché me dio mala espina. Mi emisora favorita de aquel entonces no paraba de tocar las canciones de Héctor Lavoe, una tras otra. Sin interrupciones, sin anuncios.
Sentí que el pecho se me apretaba.
Al cabo de un rato, el locutor confirmó con voz inusualmente pausada lo que ya yo presentía: el que llegaría a ser conocido como el Cantante de los Cantantes, el hombre que una vez alegó que respiraba debajo del agua, había muerto a los 46 años, víctima de un ataque cardiaco. La radio simplemente estaba rindiéndole homenaje.
Era el desenlace inevitable de una vida dedicada a dar alegría, pero a la vez increíblemente marcada por la tragedia.
Héctor Juan Pérez Martínez nació el 30 de septiembre de 1946 en el barrio Machuelo de Ponce. A los 17 años, en contra de los deseos de su padre, se marchó a Nueva York. Fue la personificación del jibarito que se va a la gran ciudad buscando ser alguien.
No tenía manera de saber que terminaría siendo uno de los principales iconos de la salsa -ese fenómeno cultural que se forjó en Nueva York a fines de los años 60 con las aportaciones de puertorriqueños, cubanos, dominicanos y norteamericanos-, el cantante más admirado después de Ismael Rivera, el Sonero Mayor. Muchos de mi generación, de hecho, nos identificamos más con él que con Maelo. Crecimos juntos, por así decirlo.
Crecimos disfrutando el júbilo que transmitía su voz cremosa en canciones que grabó junto a Willie Colón como “Ah-ah, oh no” (“Si yo te pido un besito / y te toco la manito”...), su sagacidad callejera en “Te conozco (bacalao)” o “Barrunto”, su agudeza soneril en “La banda”, su despliegue de humor en “Qué bien te ves”, un tributo a su ídolo de juventud, Chuito el de Bayamón. “Mi gente” siempre ha sido un homenaje a la alegría, una canción para subirle el ánimo a cualquiera. Y la Navidad no merece su nombre sin escuchar “Canto a Borinquen”, o mejor, los dos volúmenes completos de “Asalto Navideño”, los discos más vendidos de la Fania.
Héctor Lavoe, quien hubiera cumplido 64 años el próximo jueves 30, personificó una mezcla de sandunga y despreocupación que probó ser irresistible para generaciones de melómanos.
Pero había una sorpresa que el cantante y Willie Colón -quien siguió siendo el productor de sus discos a pesar de que Lavoe ya tenía su propia banda- le tenían guardada a su público. Esa sorpresa llegó en 1976.
Para ese tiempo yo vivía con mis padres y solía escuchar música por las noches en un medio bastante modesto. Era un radio pequeño, un humilde artefacto que no tenía muy buena recepción que digamos. Una noche, mientras le daba vueltas al dial de aquel radio para ver qué estación se escuchaba mejor, sonó una canción nueva de Lavoe. Decía algo sobre un periódico de ayer. Jum, está chévere ese coro, pensé.
Luego llegó lo que en el argot musical se conoce como el mambo, o la moña, esa parte instrumental en la que cantante y coro callan y la sección de vientos hace su parte. En este caso, arrancaron primero los dos trombones y la trompeta que Lavoe solía emplear en aquel tiempo.
Y de momento, sin que nada lo hubiese anunciado, surgen esos violines, arremolinándose primero debajo de los trombones y la trompeta, elevándose después sobre ellos, entrelazándose, volviendo a subir hacia las alturas y sosteniéndose allí, coloreando la melodía como nunca antes había ocurrido en la salsa, imprimiéndole a aquel mambo una melancolía inaudita que sin embargo es poderosamente seductora, de esas que se quedan en la memoria.
Era como si un milagrito hubiese ocurrido en mi pequeño radio.
En estos tiempos globalizados que vivimos, en los que cualquier combinación de sonidos es posible, puede parecer pueril la fascinación de un muchacho de catorce años con el uso de cuerdas en un tema salsero. Pero lo cierto es que fue una innovación que estableció tonalidades nuevas en la música, y a la que Lavoe quedó asociado para siempre. “Periódico de ayer”, compuesta por Catalino Curet Alonso, se convertiría en el sencillo más vendido de la salsa.
Sin embargo, las sombras que acabarían con él ya estaban ahí. Justamente antes de grabar “De ti depende”, su segundo álbum como solista, que incluye “Periódico de ayer”, el cantante desapareció durante un tiempo durante el cual abundaron los rumores. Se decía que había perdido la voz, que había muerto. Su maltrecha voz en “Periódico” evidenciaba que su vida de excesos -marcada por el uso de drogas- había empezado a pasarle la cuenta.
Él se recuperó, al menos durante un tiempo, y en grabaciones posteriores como “El sabio” hace gala de una voz que suena hasta más juvenil que antes.
Pero su suerte ya estaba echada.
La cadena de desgracias que se sucedieron rápidamente a partir de 1987 desafía la credibilidad: el incendio de su apartamento en Queens, del que escapó saltando al vacío; el asesinato de su suegra; la muerte de su hijo mayor a causa de un disparo accidental. Deprimido, Lavoe acentuó su uso de drogas.
En junio de 1988, luego de la cancelación de un concierto en Bayamón, el cantante intentó suicidarse, lanzándose desde el noveno piso del Hotel Regency, en el Condado. El caer sobre una lona evitó su muerte. Poco después vendría el diagnóstico de VIH positivo, que no fue divulgado en el momento.
La soledad, la estrechez económica y el avance inexorable del sida marcaron los cinco años que le restaban de vida.
¿Qué cosas estaría haciendo Héctor Lavoe si viviera? ¿Grabaciones a dúo con Calle 13, con Juan Luis Guerra? ¿Un álbum de interpretaciones de algún autor, digamos Serrat? Imposible saberlo.
Yo prefiero recordar al cantante vivaracho y feliz que tuve la oportunidad de conocer una vez, en el Coliseo Roberto Clemente, hacia 1976.
Inmediatamente después del final de un concierto de las Estrellas de Fania, me acerqué a la tarima -en aquel entonces las tarimas no estaban protegidas por vallas de seguridad y ver a la Fania, en primera fila, costaba $10- para retratar a los músicos con una camarita que mi madre me había prestado.
Y ahí estaba Lavoe, a punto de irse. Le pedí que se detuviera un momento para sacarle una foto. Él puso cara de burla.
“Mira, Cheo”, dijo virándose hacia Cheo Feliciano, quien se aproximaba, “este me quiere retratar con ese camarín”. Y entonces, dirigiéndose a mí, “mira, ¿y tú estás seguro que ese camarín funciona? ¿No es de juguete?”.
No, no era de juguete. Las fotos que le hice aparecen en estas páginas.
Roban espejuelos a bustos en honor a Tommy Olivencia y Héctor Lavoe
“Los amigos de lo ajeno se llevaron, tomaron sin permiso esas dos joyas. Es un legado que está puesto allí para el público salsero y para la historia, y mira lo que ha pasado. Esto me tiene muy triste”, indicó Paquita sobre la mutilación de las piezas de arte.
En el Departamento de Comunicaciones de la Alcaldía se señaló que en mayo fue radicada una querella sobre este asunto en la Policía Estatal. El alcalde de San Juan, Jorge Santini, indicó a este diario que su jurisdicción no había podido tomar cartas en el asunto porque ese organismo no lo comunicó.
“Un sistema de vigilancia es difícil porque la inversión es costosísima. Yo tengo la triste y ridícula escena en la que he tenido que poner carpitas con un policía de día y de noche en las fuentes porque las dañan”, señaló el Primer Ejecutivo de la capital.
“Si hay que dar algún tipo de recompensa... Estamos hablando de algo sentimental. Yo espero en Dios que, si alguien la ha comprado por ahí, que nos la devuelvan”, exhortó Paquita tras narrar que hace tres años ocurrió lo mismo con la estatua de Lavoe, precisamente cuando se develó la de Tommy.
“Una persona la habría comprado por $5 y la devolvió”, relató al ofrecer su número de celular, (787) 616-7184, para que la llame quien tenga información sobre los anteojos de metal.
“Un adicto le removió los espejuelos a Héctor Lavoe, pero la gente del barrio lo localizó. Después me enteré que la gente lo cogió y lo golpeó; eso no se hace, pero es la gente defendiendo su patrimonio”, completó Santini.“Con ese robo atacaron a dos exponentes grandísimos. Esto denota un deterioro social, tratándose de personas que tanta gloria le dieron a Puerto Rico”, acotó el Alcalde.
Para poder sacar las gafas de los bustos, hay que romper las esquinas de las orejas; se trata de un trabajo de soldura complejo, explicó Paquita.
El próximo domingo 19 de septiembre habrá en la Plaza de los Salseros una actividad en conmemoración del fallecimiento de Tommy Olivencia, trompetista y director de la orquesta La Primerísima. Santini y Paquita esperan que para ese entonces todas las esculturas estén intactas.
Gilberto Santa Rosa recuerda a Héctor Lavoe
Gilberto Santa Rosa recuerda a Héctor Lavoe
Ahora que está próximo a recordarse un año más de la partida de Héctor Lavoe (29 Junio 1993) les presentamos una entrevista a Gilberto Santa Rosa, realizada ayer para la web de El Comercio de Perú.
En esta entrevista Gilberto nos brinda sus recuerdos sobre Gilberto, e incluso recuerda que le hizo coro en el tema Songoro Cosongo, en el video del Concierto Mayor de los Soneros, hace ya tres décadas atrás.
Gilberto está en nuestro país y anoche estuvo en Lima. Esta noche actúa en Tacna, mañana en Chiclayo y el lunes 28 cierra su tour en Perú actuando en Chimbote.
Los Bravos de la Salsa rindieron homenaje a Héctor Lavoe en el Callao
El espectáculo lo inició Ismael Rivera jr., quien cantó las canciones que hicieron famoso a su padre más conocido como "El sonero mayor de Puerto Rico". Empezó con "El Nazareno" y continuó con "Las Caras lindas de mi gente negra" ya para la segunda tonada el estadio Campolo Alcalde se había convertido en un jolgorio, a pesar de haber tenido un lleno parcial.
Continuó el Cano Estremera, uno de los engreídos del público peruano, quien combinó sus salsas sensuales como "Ámame en cámara lenta" con las del repertorio de su edad de oro, por ejemplo, "La boda de ella", cuando fue cantante de la orquesta de Bobby Valentín.
También rindió un homenaje a Lavoe, interpretando a dúo con el cantante peruano Pacho Hurtado, "el doble de Héctor Lavoe en el Perú", "Juanito Aimaña".
Ismael Miranda y Junior Gonzáles continuaron acompañados del genial pianista Larry Harlow más conocido como "El judío Maravilloso".
Miranda interpretó sus clásicas "María Luisa" y "Cipriano Armenteros" y cantó también al lado de Hurtado, la canción "El Todopoderoso".
Willie Colón cree que Héctor Lavoe hubiese grabado reggaetón
Sin dudarlo, Willie Colon afirmó que el mítico salsero Hector Lavoe no hubiese tenido reparos en grabar una canción en raggaetón.
Mediante el Twitter, un usuario le preguntó al artista: “¿Tú crees que Héctor Lavoe hubiese grabado reggaetón?”, a lo que este respondió: “Sí, a Hector le gustaba experimentar”.
En otro momento, otro internauta le escribió en su página social: “Quizá es una pregunta trillada, pero… ¿Qué cosa no volverías a hacer?”. El músico reconoció que “Dejar Fania (All-Stars)”, el conjunto de música latina que reunió a distintas estrellas de la salsa y otros estilos, es algo que no haría de nuevo.
Hace poco, Willie Colón calificó de atrocidad la película “El Cantante”, protagonizada por Marc Anthony.
Nuevas Escenas de La nueva Pelicula de Hector Lavoe
Durante la grabacion del tema soñando despierto del album El Juicio 1972
La novia de Hector Carmen cuando estaba embarazada de su primer Hijo
Willie Colon con Hector Lavoe en plena discusion
Priscila y Hector en una reunion de amigos..
Instantes del incendio de la casa de Hector Lavoe donde Puchi le increpara para que se arroje.. dando como consecuencia que se fractura su pierna en 1987..
Trailer de la Nueva Pelicula de Hector Lavoe
Amigos este es el nuevo trailer de la nueva pelicula de Hector Lavoe titulada:
Lavoe The Untold Story.
Willie Colon habla sobre Hector Lavoe y la Salsa
Willie Colón es una leyenda de la salsa. A punto de cumplir 60 años, fue un músico precoz que, a los 16, ya tocaba en la Fania junto con Héctor Lavoe. Este sábado 27 se presenta en Lima gracias al 'Tercer Mundial de la Salsa’, que se desarrollará en la Videna. Al que falta... multa.
Es en una leyenda de la música. ¿Qué hace para mantenerse en tierra?
Es muy fácil: yo siempre ando buscando situaciones nuevas que me reten, que me desafíen. Además, yo nunca me creo todo lo que se dice o escribe sobre mí, ni lo bueno ni lo malo, porque el mundo es tan cambiante que hoy uno puede estar arriba y, mañana, abajo. Otro de mis secretos es que yo siempre estoy enfocado en mi música, en mi trabajo. Para ello, no debo perder el contacto con las personas, y me exijo estar cerca de los fans, porque, la verdad, uno solo es un ídolo si lo dice y siente la gente.
La salsa nació en la calle. ¿Sigue allí?
Hoy es muy difícil. Casi toda ha sido absorbida por las grandes transnacionales. El contacto con la esquina se ha perdido. Hoy, la música es parte de una industria que uniformiza, que 'fabrica’ los sonidos. Sin embargo, gracias a unos cuantos románticos, a gente de espíritu libre, todavía hay salsa auténtica y callejera. Obviamente, también pasa que uno se va haciendo viejo y, a mi edad por ejemplo, ya no se está, al menos como antes, en la calle.
¿Son buenos tiempos para la salsa?
No, no lo son. Y no solo porque se ha alejado un poco de la calle sino porque, debido a la revolución digital, las disqueras están tambaleando, yendo de tumbo en tumbo. La piratería es dañina para ellas y para el artista. Hoy, grabar un disco es muy fácil, pero hacer una gran promoción, una gran difusión es muy difícil. Usted me dirá que tenemos Internet, pero todavía no hemos aprendido a usarlo y a explotarlo adecuadamente. La gente se ha acostumbrado a la música gratuita y ya no quiere pagar por un disco…Quizás haya que cambiar de chip y convencerse de que, de ahora en adelante, un músico deberá ganarse la vida con sus presentaciones…Para que eso suceda hay que tocar todo el tiempo y, como decía El Gran Combo, en la música “no hay cama pa’ tanta gente” (risas).
¿Qué representa para usted y para la salsa Héctor Lavoe?
Lavoe es un Dios, un fenómeno. Vaya que él sí sabía comunicarse y ganarse la gente. Subía al escenario y, a los 15 minutos, tenía a la gente en el bolsillo. Tenía un carisma y una inteligencia especiales. Sin él no hubiera pasado todo lo demás. Yo agradezco su malicia.
¿Y Blades?
Era otro tipo de genio. Él es un profesional, que todo lo piensa, que todo lo planifica, que todo lo medita. Es un gato que siempre cae de pie.
¿Y usted?
Yo me he ganado la vida soplando el trombón y, al inicio de mi carrera, apoyando a mi hermano Héctor Lavoe. Yo me considero un arquitecto, un organizador; alguien con el talento necesario para identificar a buenos músicos, capaces de sorprenderme siempre.
Podrían detener a Willie Colón a su llegada a Lima
Fuentes inscribió el tema en la Asociación Peruana de Autores y Compositores, APDAYC en setiembre de 1973; meses después Willie Colón y Héctor Lavoe irrumpen con “Asalto Navideño” (Fania 449) donde aparece el tema “La Banda” con la autoría del puertoriqueño, quien registra el tema como propio en marzo de 1974.
Luego de 35 años de litigio, la eMúsica, actual propietaria del catálogo Fania, ha reconocido a Walter Fuentes como autor, ofreciéndole sólo 2 mil dólares por el impase, que el peruano rechazó.
Ahora han quedado en conciliar
La propuesta económica de la conciliación es de 50 mil dólares, que si no son pagados pudiera traerle más de un dolor de cabeza al “diablo” como se le conoce en el ambiente de la salsa a Colón.
“En Estados Unidos, Colón junto a su abogado reconoció que cometió infracción, lo hizo porque sabe que si se va a juicio y pierde inmediatamente lo mandan a la cárcel porque allá es así. Ahora hemos quedado en conciliar, ojalá que cumpla cuando llegue a Lima. Yo sólo quiero saber cuánto me van a pagar, dicen que 50 mil, vamos a ver” refirió el músico nacional que sólo espera se haga justicia y respeten sus derechos. Además, Willie también deberá reconocer en cds, mp3, o en cualquier material fonográfico, video o audible, que la canción es autoría del peruano.Por lo visto, el “malo” de la salsa, no la tendrá nada fácil a su llegada a Lima.
Nosotros presentamos aquí las dos versiones para que usted, amable lector, saque sus propias conclusiones.
La versión de Enrique Linch y Walter Fuentes en 1973
Aquí la versión de Willie Colón y Héctor Lavoe, presentado en “Asalto navideño” , meses después de la grabada por Fuentes y Linch.
por: Rpp.com.pe
¿Estrenará este año la película The Singer?
A principios del año pasado, el productor puertorriqueño Anthony Felton aseguró en Nueva York que su película sobre la vida de Héctor Lavoe, titulada The Singer y protagonizada por el actor boricua Raúl Carbonell, hijo, llegaría a la pantalla grande en septiembre de 2009. Pero eso no pasó.
Esta semana el controversial cineasta dijo a la agencia de noticias EFE, que el estreno del filme será en marzo próximo, tras más de cuatro años del inicio de la filmación, tiempo en el que se vio afectada por problemas legales y de falta de presupuesto.
Según Felton, la película estrenará en Puerto Rico y posteriormente se presentará en el Festival de Cine de Tribeca, en Nueva York. Sin embargo, Raúl Carbonell, hijo, acogió con escepticismo la noticia.
“El inversionista mayor de la película, Steve Pappas, demandó a Anthony Felton en la Corte Estatal en Nueva York, y éste a su vez le radicó una contrademanda en la Corte Federal. En ese caso, yo estoy involucrado, pero los abogados de Pappas me están representando, así que no tengo todos los datos de cómo va ese caso. Lo que sí sé es que la producción está en medio de una litigación. En cuanto al supuesto estreno de la película, no me han dicho nada, me entero ahora”, afirmó ayer Carbonell.
El actor, quien se recupera satisfactoriamente de las lesiones sufridas tras ser arrollado por un auto mientras corría bicicleta, añadió que experimenta “sentimientos encontrados” al hablar sobre la película, “porque le metí el corazón, pero el trabajo ha estado precedido de sinsabores”.
“Para mí todo esto ha sido una desilusión”, confesó quien obtuvo un premio ACE por su personificación en el musical ¿Quién mató á Héctor Lavoe?.
Lo que aún no se explica Carbonell es cómo se completó la producción sin él haber participado en el 25 por ciento que faltaba por rodar, ya que se le adeudaba una cantidad de dinero que no especificó. Por lo tanto, asume que se habrán editado escenas que “eran neurálgicas” en la trama.
“Ojalá sea un producto aceptable, ojalá que la estrenen, ojalá que la gente la vaya a ver, ojalá que saquen el dinero para pagarle a toda la gente que se le debe por su esfuerzo. Pero esos son muchos ojalás...”, concluyó con un suspiro.
Willie Colon: Habla de Hector Lavoe
No, yo siempre seré del Bronx, de El Barrio, aunque esté lejos me identifico porque son mis raíces. Al ir madurando uno oye y entiende cosas diferentes e interesantes y quiere aplicarlas. Nunca hubo ni habrá un cantante mas completo que Héctor. Él no tenía limites en su talento, lo que lo ató fueron las drogas y los sentimientos. El momento en que yo me quité fue cuando yo mismo estaba perdiendo la voluntad. En el principio yo era el "policía" que corría a los amiguitos con sus "regalos", pero llegó el momento cuando no pude responder por él ni por mí. Yo siempre fui responsable por mi familia. Desde los 13 años ayudé a mantener a mi abuela, mi mamá y mi hermana. En esos tiempos estaba empezando a botar todo el dinero y mi matrimonio y mi mundo se derrumbaba. Mi salud mental estaba en peligro. Tuve que dejar de estar cerca del Mambo. Cuando me separé de Héctor, le di mis mejores ideas, no aguanté nada para mí. Fue una entrega total de corazón. De ahí salió "Periódico de ayer", "Sóngorocosongo", "El Cantante" y muchos otros éxitos. En esos tiempos, cuando me aparté, algunos dijeron: "¿Oye y quien se cree que es este que ya no quiere compartir con nosotros?" Es así, la gente se molesta cuando tú no sigues usando drogas con ellos. Cuando volví a trabajar con Héctor con el número "Juanito Alimaña", se notó que la chispa y la maña siempre permaneció entre nosotros. La mancuerna con Héctor Lavoe es lo que hizo a un Willie Colón. De eso no hay duda y nunca se me olvida.
Héctor se perdía. Y a veces los dueños de los clubes nos daban un ultimátum: "¡O tocan ahora o se van pa'l carajo!" Ahí fue que yo y José Mangual empezábamos a hacer lo que nosotros le decimos "La Guataca", que es tratar de hacerlo por pésimo que salga. Desde el 1973, cuando tuve una pela donde casi me matan, hasta el 1986 tuve la nariz muy rota. Por afuera se veía bien, pero adentro tenía todo fuera de sito. Y producía un sonido muy extraño pero ni modo, tenia que echar pa’lante. El 1986 me hice una operación, me arreglaron la nariz y mi voz cambio a ser un poco más clara.
Nuestro mundo latino tiene mucha cultura, misterio y glamour. Estoy seguro que si alguien abre una ventana a nuestro mundo dándole una visión digna y verdadera de todo lo que somos, lo bueno y lo malo, sería un éxito rotundo. Pero hay que hacer las tareas y preparar un libreto bacán. No cualquier porquería.
Le pedí perdón a Héctor de parte de todos nosotros porque lo engreímos al punto de hacerle creer que podía hacer cualquier cosa sin consecuencias. De mi parte le pedí perdón porque ya yo estaba muy agotado para seguir luchando contra él mismo, su mujer y sus amigos. Cuando mi hermana murió de complicaciones con drogas en el 1980, quedé con su hijo y los míos, mi esposa, mi abuela y mi mamá. Ya yo no podía con más. Quise mantener el drama y todo de ese ambiente lejos de los chiquitos. Yo sabía que se me metía con todo eso otra vez, que se me iba caer encima sin tregua. El viejo Héctor Maisonave, quien fue el último manager de Héctor, bien sabe que yo le mandaba dinero y que lo recogíamos y lo llevábamos al Wood Hull Hospital en Brooklyn.
Anthony Felton - Lavoe, La historia no contada
"Si algún día regresas al cine, me gustaría que, si haces mi película, me pongas como soy”, recordó el cineasta Puertorriqueño.La historia llevará el público a conocer detalles desconocidos de la vida de Héctor Pérez -verdadero nombre del cantante- desde que nació hasta el final de su gran carrera.